La Naturaleza es tu belleza
Osaría el Mar compararse con la profundidad de tu mirada,
Podrían las montañas imitar la fortaleza de tu espíritu.
Creo que Sí.-
Porque tan solo toda la belleza del mundo,
Es comparable con tu hermosura;
Y la naturaleza misma envidia tu perfecta armonía.
Eres Bella y la creación lo palpita.
Por ello las rosas semejan tu suave piel,
Con la tersura de sus pétalos.
La brisa se atreve a jugar con tus cabellos,
Y el verde de la pradera sirve de fondo
A tu ojos tan tiernos.
La mariposa quisiera irradiar con su colorido
La alegría que tu repartes con tu sonrisa.
Y como en un mágico cuento de hadas
El mago de los tiempos quisiera rozar tus labios;
Y de esa forma contagiarse de tu magia,
La misma que a mí me quita el sueño de cada día.
Por eso, aunque mil kilómetros nos separen,
Toda la naturaleza me recuerda tu belleza.
Y aunque no te tenga cerca,
Con tan solo mirar el mar,
Recordaría tu mirada fuerte y franca,
Al percibir el perfume de una flor
Podría recordar el fresco aroma de tu piel,
Y al besar una rosa, tus labios se dibujarían en mi boca.
Pero si aún así,
Perdido y distraído no lograra encontrarte,
Me bastaría mirar al cielo, y en la inmensidad del firmamento
Encontraría tu nombre escrito con estrellas brillantes.
... Y entonces finalmente todas las maravillas del mundo
me recordarán lo lindo que es amarte.-
(Para mi amada Patricia, desde el Sur Argentino, Noviembre de 1999)
Podrían las montañas imitar la fortaleza de tu espíritu.
Creo que Sí.-
Porque tan solo toda la belleza del mundo,
Es comparable con tu hermosura;
Y la naturaleza misma envidia tu perfecta armonía.
Eres Bella y la creación lo palpita.
Por ello las rosas semejan tu suave piel,
Con la tersura de sus pétalos.
La brisa se atreve a jugar con tus cabellos,
Y el verde de la pradera sirve de fondo
A tu ojos tan tiernos.
La mariposa quisiera irradiar con su colorido
La alegría que tu repartes con tu sonrisa.
Y como en un mágico cuento de hadas
El mago de los tiempos quisiera rozar tus labios;
Y de esa forma contagiarse de tu magia,
La misma que a mí me quita el sueño de cada día.
Por eso, aunque mil kilómetros nos separen,
Toda la naturaleza me recuerda tu belleza.
Y aunque no te tenga cerca,
Con tan solo mirar el mar,
Recordaría tu mirada fuerte y franca,
Al percibir el perfume de una flor
Podría recordar el fresco aroma de tu piel,
Y al besar una rosa, tus labios se dibujarían en mi boca.
Pero si aún así,
Perdido y distraído no lograra encontrarte,
Me bastaría mirar al cielo, y en la inmensidad del firmamento
Encontraría tu nombre escrito con estrellas brillantes.
... Y entonces finalmente todas las maravillas del mundo
me recordarán lo lindo que es amarte.-
(Para mi amada Patricia, desde el Sur Argentino, Noviembre de 1999)
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